Pepa Poch: una artista que deja huella

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De esta artista barcelonesa, se distingue la creación de obras de arte desde que era pequeña. Pepa proviene de un entorno creativo, sus padres eran pintores. Antes de aprender a leer, aprendió a usar una paleta. A los 14 años, Pepa Poch, empezó a trabajar en un estudio de diseño publicitario, mientras tanto asiste a los cursos de Artes y Oficios de la calle Avinyó. En 1980 recibió su Maestría de la Escuela de Diseño Textil dirigida por Ramón Folch. No es extraño que el dominio de la paleta desde la infancia le haya permitido convertirse en una innovadora, en una auténtica creadora de colores donde recibe la nominación, en 1999, del International Colour Authority de Londres, como uno de los quince miembros llamados a marcar las tendencias del color para cada temporada, desde entonces.

Pepa Poch es una persona fundamentalmente inquieta y movediza. Su aspecto relajado y sereno, da una paz que contagia. No deja ver la extraordinaria fuerza interior que le permite esta actividad y que su pintura siempre revela. Todo en ella es contención, austeridad, humildad y equilibrio. Ella viaja con su arte a muchos países y sus obras han sido expuestas en diferentes ambientes, donde aprendió diversas técnicas artísticas para mejorar su trabajo. Pepa ha expuesto sus grandes lienzos y murales por todo el mundo, entre ellos, España, Francia, Nueva York, Venecia, Grecia, Londres, Marruecos, Luxemburgo, Chicago, Miami, Argentina, y muchos más.

Pepa Poch goza de una relación muy estrecha con el mundo de la moda, habiendo ocupado el puesto ‎de Directora del Instituto del Color, creando la tendencia del color de cada año, influyendo en las marcas como Dior, Prada, etc.

Su creatividad le ha llevado a la creación de unas faldas Pepa Poch, diseñadas personalmente por la pintora, que han visto los escenarios del Liceo de Barcelona por sopranos renombradas.

Nadie queda inmune al encanto y creatividad de Pepa Poch.