Ágatha Ruiz de la Prada P/V-16/17

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La artista nos presenta, una vez más, una colección colorida cargada de ilusión que nos sumerge en un precioso universo evocando las piscinas de los años 50. Destellantes lentejuelas cosidas a mano, satén de seda, brillos metálicos en sus tejidos y un largo etcétera de fantásticos materiales. Sin duda alguna, la pieza más enigmática de su colección y que a nosotros nos enamoró, fue un escultórico biquini decorado con flores, similar a las obras de Koons que decoran el Guggenheim de Bilbao, toda una exquisitez. En el front-row, sus incondicionales, como siempre su hija Cósima junto a Pedro J. Ramírez.