CRITERIO PROPIO A PESAR DEL QUÉ DIRÁN

A veces tengo la impresión que cuando uno dice lo que siente o piensa, está expuesto al razonamiento y la verdad absoluta de quien recibe la información. Por lo tanto te puede caer la libertad vigilada, cadena perpetua o si es bien recibido, la absolución sin cargos. No exculpo a las faltas de respeto, que a esas las condeno yo sin perdón temprano.

La calle está llena de jueces sin carrera...

He oído varias veces, que es mejor callar para evitar conflictos... Me pregunto que para llevar una relación, amistad o hermandad tanto de sangre o de vida “pa lante”, para que todo sea perfecto, ¿hay que cerrar el pico?

He sido invitada expectante y participe a amistades que han llevado a cenas interminables, a confidencias, a risas de “tripa” como digo yo y a un trato tan especial que considero que es de por vida.

Pues NO, queridos míos, te llevas tantos chascos y palos, que a pesar de que los que están a tu lado te advierten, erre que erre te afanas hasta que te parten el alma. Porque aun viendo la frialdad, el ego y el absoluto olvido a lo vivido y compartido, una va con la sonrisa en la cara pero con el corazón tocado y herido.

Todo se pasa, el tiempo cura, y te das cuenta de que no merece la pena como creías, pero ahí queda y duele.

Gracias a Dios, desde la distancia te llegan toques de atención que hacen que tu vida sea más feliz, que esa sonrisa en la cara corra y fluya hasta el corazón de nuevo y que quizás el destino esté marcado y así es como tenía que ser.

Admiro a los valientes, a los que se parten el pecho por lo que creen, admiro a los que se equivocan y dan la cara, a los que arriesgan por un proyecto sin tirar la toalla, a los que cosechan y a veces no recogen y siguen en el intento sin culpar al de al lado, admiro a los que echan valor a la vida a pesar de los demás y del qué dirán, a los que no se callan defendiendo la verdad, admiro a mi familia, a los amigos que ya son parte de ella, a mis hijos que cuando me equivoco con mejor razonamiento, calma y sensibilidad que la mía, me hacen entrar en razón y así hacer que vea las cosas de otra manera y mejor criterio.

Así que, a mi modo de ver, que importa lo que piensen los demás y para que callar, por supuesto sin ofender, si los que te quieren a las duras y maduras van a encontrar en ti, un punto de locura, un pellizco de desequilibrio y reflexión que aún cuando están en desacuerdo les gusta, les divierte y lo respetan, que es justo lo que reciben a cambio.

Que lujo es sentirse querido y valorado por ser uno mismo y no por lo que les puedes ofrecer.

Ana Garci-Grande