VINO Y SUEÑOS
BY ESPERANZA ARCOS
¿Cómo organizar, desde mi querida Bruselas, un destino entre los viñedos sabiendo los muchos kilómetros que tendría que recorrer…?
Siendo una apasionada del buen vino, pero no una neófita, me preguntaba: ¿cómo proceder? Y de repente la respuesta me vino a la cabeza… Allá voy, coche, planos, guías, consejos de amigos,... Hoy en día todo virtual, claro está… Menos los amigos, bueno, o al menos, eso espero…
En primer lugar emprendí mi viaje de Bruselas a Burdeos y de Burdeos hasta un lugar muy bonito en la región de La Rioja: Villalba de Rioja.
Me alojé en una casa rural maravillosa “Palacio Condes de Cirac” donde me sentí, verdaderamente, como en casa con una huéspeda encantadora: Wendy Montaño. La sensación de encontrarme en mi “home sweet home” me acompañó durante toda la estancia y sentí un tremendo vacío en el momento de partir de esta esplendida región de España. Tuve oportunidad de conversar con Luis, el arquitecto que llevó a cabo la renovación del “Palacio Condes de Cirac” quien con su entusiasmo y sus explicaciones técnicas tan interesantes consiguió por un momento detener el tiempo, como suele pasar cuando uno se encuentra con una persona apasionada por su trabajo. También tuve ocasión de desayunar con Laura Muga, la creadora de la marca de productos “Uvas frescas”, que es una de las vecinas del pueblo… Me faltó tiempo y cosas por descubrir, tengo que volver, aunque solo sea para pasar unos días más en el “Palacio Condes de Cirac” y hacerme mimar por Wendy…Y contemplar panoramas entre la naturaleza y la sencillez de los viñedos de La Rioja.
Prosiguiendo mi viaje, llegué hasta “Maison Particulière” en Oporto donde también descubrí mi lugar y mi personaje: Maria Irène Schultze… Una mujer digna de admiración, fuerte, bella, inteligente, educada y tremendamente apasionante. La que será para mí, a partir de ahora: La Gran Dama de Oporto. Me hospedé en una habitación preciosa, a la imagen de su dueña, con mucha clase y distinción. Y aún mantengo en mi recuerdo el olor particular y delicioso que flotaba en el ambiente, al igual que el exquisito sabor del cappuccino que tomaba cada mañana para desayunar... Me supo a poco, a muy poco, y no dejo de pensar en volver cuanto antes… Para callejear de nuevo por la bonita ciudad que descubrí y por esta casa tan “particulière”.
Después de visitar el Valle del Douro, precioso y agradable para el paladar, me dirigí hacia Pamplona.
Cambio total de lugar, de cocina, de vinos, todo diferente. Mi paladar enseguida se acostumbró a las delicias, y experimentó cocinas creativas, jóvenes e innovadoras. Vinos estupendos… Y un hotel: “Tres Reyes”, ubicado en pleno centro de Pamplona. Lo que más me impactó fue su amplitud, cuando el lujo se asimila al espacio, el hotel “Tres Reyes” es el lugar idóneo. Todo es holgura, lujo a la antigua y nombre de excepción. Si hay que pasar por Pamplona ya sea por trabajo o por placer, yo recomiendo, sin duda alguna, de alojarse en el hotel “Tres Reyes”. Para mí es el sitio elegido y por supuesto que volveré.